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agosto 2020

Es hora de actuar

La pandemia ha permitido que las comunicaciones sean más frecuentes. Yo mismo he mantenido numerosas conversaciones en los últimos meses con amigos, colegas y clientes sobre diversos temas. Uno de los temas recurrentes, sin embargo, gira en torno al espectro de cambios que ha experimentado este mundo en la primera mitad de 2020, en particular dentro de la fuerza laboral de talento ejecutivo.

El talento ejecutivo de 2020 se enfrenta actualmente a dos cuestiones que he identificado: una, el movimiento que se está produciendo a nivel ejecutivo, y dos, la evolución del perfil de los ejecutivos de hoy, tal como lo presentan nuestros clientes.

Veamos el primer punto.

Teniendo en cuenta cómo el entorno cuasi-VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) dicta actualmente nuestra toma de decisiones y nuestras acciones, nos presenta nuevas condiciones de mercado y difumina las reglas tal y como las conocemos, parece inimaginable creer que existe movimiento en el mercado del talento ejecutivo. Pero está ocurriendo. Las organizaciones siguen necesitando y contratando talento ejecutivo para reforzar sus equipos. Las empresas bien equipadas con los recursos y el apetito de riesgo están arriesgándose e invirtiendo en los mejores talentos para sus empresas.

Nuevos talentos significa nuevas investigaciones y datos frescos. Las empresas están evaluando sus equipos para determinar si el talento real puede estar a la altura del nuevo mercado y de los retos que plantea. Este nuevo estilo de gestión de sus equipos depende también de la cultura de la empresa, del capital circulante de que disponga y del sector en el que opere. Huelga decir que las reevaluaciones han dado lugar a algunas decisiones desafortunadas, como despidos, pero también a requisitos y directrices más estrictos en torno a los puestos vacantes de alta dirección.

Estos requisitos me llevan al segundo punto: la evolución del papel del mercado de talento ejecutivo.

La nueva normalidad y las variables que presenta nos han ayudado a identificar el perfil cambiante de un alto directivo. Este perfil incluye habilidades y competencias adicionales que antes (hace solo cuatro meses) no eran imprescindibles.

Recientemente, en Kingsley Gate Partners, organizamos una mesa redonda en línea para la región de Latinoamérica. Invitamos a líderes empresariales expertos en sus sectores y en la región e identificamos algunas de las características clave que deben tener los líderes destacados para tener éxito en este periodo. Entre ellas, ser visionario, enérgico y apasionado, rápido y ágil, tecnológico y estratégico, cercano a las personas y riguroso en la implementación.

Estas características nos orientan; una especie de máxima por la que yo también me guío personalmente. "Desea lo mejor, prepárate para lo peor". Creo que es hora de que empecemos a ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Sí, hay múltiples variables y factores externos que pueden estar confabulando hoy contra nosotros, pero eso no debe detenernos. Es hora de actuar.

Está científicamente demostrado que si nos centramos en lo positivo, los resultados son mejores y la posibilidad de nuestro éxito es aún mayor. Estoy de acuerdo, es más fácil decirlo que hacerlo, pero todos tenemos la capacidad de reinventarnos y sacar lo mejor de cada situación. Es hora de que nos concentremos en los factores sobre los que podemos influir, modificar y/o transformar, para activar el potencial que llevamos dentro.

Actuemos.

ES HORA DE ACTUAR

Recientemente he sido contactado por muchos amigos, contactos y clientes, y uno de los temas recurrentes es cómo ha cambiado el mundo durante el 2020 y en particular, cómo lo ha hecho desde el mundo del talento ejecutivo.

Particularmente, podríamos dividir este tema en dos grandes vertientes: qué tanto movimiento de talento ejecutivo hay en este momento y por otra parte, si ha cambiado el perfil de los ejecutivos que nuestros clientes requieren al entregarnos un mandato.

En un entorno cuasi-VUCA (volatile, uncertain, complex and ambiguous), con variables extrínsecas afectando nuestra toma de decisiones y acciones a cada momento, agitando el mercado y presentándonos nuevas condiciones y en algunos casos desdibujando las reglas con las que debemos actuar, parecería increíble que el mercado de talento ejecutivo siga moviéndose, pero así es. Si bien el volumen de proyectos podría ser menor para algunos, las organizaciones continúan requiriendo talento ejecutivo y reforzando sus equipos. Las empresas que cuentan con los recursos y un apetito de riesgo un poco más amplio que sus colegas, están invirtiendo en atraer el mejor talento y, de igual manera en conservarlo.

En esta era Covid-19, las empresas se han dado a la tarea de hacer un evaluación de sus equipos y definir si se trata del talento efectivo para hacer frente a este nuevo mercado y los retos que presenta. Se trata de tiempos complicados, y la forma en que las compañías le hacen frente depende completamente del estilo y cultura del negocio, del capital de trabajo con que cuenten, la industria en que se desarrollen, de su equipo de gestión, entre otros; no hace falta comentar que todo esto sucede a la par de que desafortunadamente mucha gente ha perdido su trabajo y las posiciones abiertas contarán con requisitos más estrictos.

Tomando en cuenta la situación actual y las variables que podemos observar, hemos identificado que el perfil del ejecutivo que nos solicitan ha cambiado, ahora incluye habilidades y competencias adicionales que no eran indispensables en el pasado cercano.

Algunos días atrás, en Kingsley Gate Partners sostuvimos un Panel en línea para la región de LATAM, donde invitamos a líderes de negocios expertos en sus industrias y en la región e identificamos algunas de las características con que deben contar o con las que cuentan los líderes que se han destacado como exitosos en este periodo. Entre estas características podemos nombrar: el ser visionarios, enérgicos y apasionados, rápidos y ágiles, tecnológicos y estratégicos, cercanos a la gente, y rigurosos en la implementación.

Es evidente que hay una importante cantidad de variables y factores externos que parecería que confabulan en nuestra contra actualmente; ante esto, deberíamos concentrarnos en aquellos factores sobre los que efectivamente podemos ejercer influencia o que incluso consigamos modificar o transformar. Todos tenemos la capacidad de transformarnos y reinventarnos, de tomar lo mejor de cada situación y explotarlo a nuestro favor, accionemos este potencial y convirtámoslo en realidad.

Estoy claro en que es mucho más fácil emitir un consejo, que tomarlo y aplicarlo, siempre me he guiado por la máxima de "deseando lo mejor, esperando lo peor", pero hoy me tomo la libertad de recomendar que veamos el vaso medio lleno y actuemos en consecuencia.

Está comprobado científicamente, cuando nuestra percepción se enfoca en lo positivo, el resultado generalmente es mejor y nuestra posibilidad de éxito mayor.

ES